Por aquí todo bien después del gran y largo sacudón. Trozos de yeso caído desde el cielo raso; pintura resquebrajada en las paredes o en las junturas de las paredes y el techo; la puerta de entrada a mi departamento desencajada (y que no logra cerrar hasta ahora) más corte de luz y agua es el balance personal del terremoto del sábado a la madrugada, aparte del gran susto. Por supuesto que por un momento pensé que el edificio se caía. El ruido era infernal con la quebrazón y el chocar de objetos y la oscilación del suelo era algo desesperante, pero al poco rato vino la calma, aunque muy inquietante por los destellos de luz en el cielo y el agua que caía por los costado de mi edificio (después supe que la oscilación de los estanques de acopio de agua que están en la parte superior del edificio, soltaron una gran cantidad de líquido por el bamboleo de sus estructuras). A continuación vino la salida apresurada de gente desde los pisos superiores, entre escenas de pánico y pedidos de ayuda de otras personas que al contrario de mi caso, quedaron encerrados en sus casas, pues las puertas de sus departamento se trabaron. Por mi parte, la preocupación fundamental estuvo en tomar contacto con mis hijas que no estaban en casa, pero que para mi tranquilidad se reportaron telefónicamente unas horas después y lurgo de cuerpo entero y sanito. Con Inés - mi pareja- la situación fue de mayor incertidumbre, pues no hubo posibilidad de establecer contacto, sabiendo yo que el lugar que habitaba tenía precarias condicones de estabilidad y había sido afectado por otro terremoto en 1985.
Luego vino el lento amanecer, entre réplicas del sismo y las noticias del desastre humano y material que llegaban de todas partes del país y que el paso de las horas evidenció su gravedad. Llegué hasta casa de Inés entre movilización improvisada y mucho caminar. Allí las habitaciones de la casa que ella ocupa, quedaron seriamente dañadas y con peligro de derrumbe. Afortunadamente, para ella, el día anterior había recibido las llaves de un nuevo lugar donde se radicará, consecuencia de importantes decisiones tomadas con anterioridad y deseadas por largo tiempo y que nos dejó anclados a esta ciudad durante todo el período de vacaciones. El nuevo lugar en todo caso, que había sido entregado impecable y refaccionado, sufrió también los embates del terremoto, pero en tono menor y está siendo reparado para quedar habitable en los próximos días, lo que retrasará su cambio y el comienzo de su nueva vida sólo por un breve período. Si esa decisión no se hubiese tomado ¿qué estaría haciendo ahora?. Son las sincronías de la vida.
Hoy domingo, después que he desconectado la radio y la TV para no ver tanta tragedia y noticias alarmantes, preparo una pasta con salsa bolognesa y almuerzo bebiendo una copa de vino tinto: el de la única botella que se salvó de una quebrazón general que dejó unas grandes y sicodélicas manchas rosadas sobre mi alformbra. El día está radiante y el aire tibio. Se aproxima el fin del verano y el comienzo de un nuevo año laboral, pero la principal labor será sin duda ayudar a que otros vuelvan a ponerse de pie.
Agradezco la llamada de Alex hoy por la mañana, pero de Ignacio no he tenido noticias. Estoy sin minutos de celular, pero tal vez Skype sea una buena solución
Un gran abrazo
Claudio
TF1
2 years ago